Tenemos claro que el uso de los entornos virtuales, que han irrumpido en estos últimos meses en escuelas y universidades, no significa necesariamente un cambio en el enfoque de la educación.
Con Currículum en la web nos referirnos a la utilización de elementos de los entornos virtuales para hacer lo mismo que hacíamos de modo presencial, forzando la lógica de la virtualidad y sus características para que entren en el mismo molde anterior, sin llegar a apreciar los matices y las consecuencias de este modo de intervenir pedagógicamente. Un cambio aparente que hace que la concepción de la enseñanza no cambie.
Es mucho para hacerlo todo junto ahora, pero mientras vamos transitando estos tiempos hacia una modalidad híbrida, quizás, es bueno que no dejemos de hacernos algunas preguntas significativas. ¿Qué implica que integremos a nuestro proceso educativo el espacio de infinita información que provee la red? ¿Qué tendremos que enseñar para que nuestros estudiantes no queden obnubilados por tanta información y en lugar de poder procesarla, evaluarla, organizarla, se transformen en ignorantes? ¿Qué otras “cosas” es necesario que aprendan en este contexto, que no están en los diseños curriculares? ¿Cómo nos daremos cuenta de que aprenden en una lógica de virtualidad? ¿Qué competencias digitales sería conveniente que vayan adquiriendo? Recordemos que somos nosotros, los docentes, los que estamos como aprendices, en primer lugar; no los estudiantes.
Con Currículum en la web nos referirnos a la utilización de elementos de los entornos virtuales para hacer lo mismo que hacíamos de modo presencial
Precisamente, el e-Currículum se basa en la idea de que el proceso se va construyendo con el aporte de docentes y alumnos, aunque los docentes deben tener claro a qué grandes logros de aprendizaje quieren llegar, pues la red nace para compartir conocimientos y seguir produciendo nuevos. Es un enfoque que afirma que no todo el conocimiento está en el módulo o unidad didáctica que el profesor diseñó; que es bueno que haya recursividad; que es necesario plantear desafíos o problemas que introduzcan una cierta incertidumbre en el proceso; que integremos la perplejidad en la enseñanza; que por su misma naturaleza, esta modalidad requiere de un aprendizaje dialogal, colaborativo; que la virtualidad es muy compatible con un enfoque investigativo o de indagación. Claro, para esto se necesitan dos cosas: alto nivel de formación en el docente y estar abierto a la reflexión que muchas veces nos incomoda.
En el e-Currículum las fuentes de información son un capítulo especial. Hay mucho que aprender sobre la confiabilidad de esas fuentes. No todo lo que está en Internet es cierto, riguroso, respetuoso de las metodologías propias de los distintos saberes. Lo que aparece en Internet también se basa en cosmovisiones o ideologías. ¿Cómo identificar fuentes confiables para extraer información? Es un objetivo en sí mismo. El diálogo entre distintas fuentes multimediales, muy diferente al texto único en el aula, requiere una formación específica del docente.
El diálogo entre distintas fuentes multimediales, muy diferente al texto único en el aula, requiere una formación específica del docente
Asimismo, las reglas básicas de la llamada “Netiqueta”, del modo correcto de comportarse en la red, son un saber que requiere ser aprendido y luego enseñado a nuestros alumnos.
Enseñar a interpretar videos, los diferentes tipos de texto que aparecen en la web, la multiplicidad de formatos en los que aparecen audios, los códigos y símbolos que se comprenden dentro de este mundo virtual y que requieren ser dominados por las nuevas generaciones.
La práctica reflexiva para el docente y para el alumno ya no es un privilegio de unos pocos. Es tal el océano informativo y simbólico de la virtualidad que tenemos que pensar en generar actividades en las que se facilite la reflexión fundamentada sobre lo que cada uno ha hecho, leído, visto, oído, producido. Brindar criterios para pararse inteligentemente frente al mar informativo y promover un aprendizaje pleno en términos de Perkins.
El cambio está en cuestiones básicas como generar hábitos, rutinas y autonomía. Es complejo saber gestionar los tiempos y la motivación sin la presencia del docente cuando el alumno tiene 7 años o tiene 15, y esos son contenidos educativos sumamente valiosos para aprender, y que la virtualidad, o un sistema hibrido, podría y debería proponerse como objetivo deliberado.
Hay muchas herramientas fascinantes en lo virtual para promover estos y otros aprendizajes, pero si no tengo claro el fin de lo que busco, puede que no sirvan de mucho y sean fuegos artificiales. Definir para qué sirve cada herramienta virtual es muy importante para el equipo docente.
No hay aquí una postura dicotómica donde se valora una nueva visión del aprendizaje y se desdeña lo que sirvió durante tantos siglos. La postura debe ser equilibrada y prudente, siempre viendo el contexto donde se desarrolla el proceso educativo y qué se necesita para lograr los mejores resultados en los chicos.
Sin dudas nos queda un largo y desafiante camino por delante. Espero que a todos nos interpele esta situación que estamos viviendo, no solo para seguir aprendiendo a hacer podcasts, sino para saber para qué los hacemos.
*Escuela de Educación. Universidad Austral.